Liderazgo.- Especial
Shakelton. El Liderazgo en momentos de Crisis
Qué nos enseñó
Ernest Shackleton sobre cómo mantener el liderazgo en momentos realmente difíciles.
El pasado 9 de Marzo, tras 107 años de su hundimiento, los restos del Endurance fueron descubiertos por una expedición realizada a bordo del buque S. A. Agulhas II (originalmente destinada a estudiar la barrera de hielo Larsen) por ello quiero recordar quizas una de las experiencias mas excepcionales de liderazgo.
Por eso hoy aparcaré el viaje por las inteligencias
“Nunca la bandera arriada, nunca la última empresa” Sir Ernest Shackleton
Muy bello, pero tan peligroso...
En 1914, Ernest Shackleton junto a un nutrido grupo de
aventureros y marineros, se embarcó rumbo a la Antártida con el objetivo de
cruzar a pie el continente. Nunca consiguió su objetivo. Pero hizo algo mejor.
Su hazaña fue enseñarnos cómo convertir una profunda y vital crisis en un
rotundo éxito y cómo mantener el liderazgo en una situación así.
Tras una travesía hacia la Antártida relativamente
cómoda, Shackleton y su grupo se vieron atrapados por el hielo. El mar se
congeló y el hielo hizo presa de su barco. En un principio parecía que solo era
cuestión de esperar hasta el próximo deshielo, pero pronto la dureza de las
condiciones climáticas, hizo estragos. El hielo funciona como una tenaza a
cámara lenta. No se puede ver, pero se mueve. Tiene otro ritmo. Bien, pues esa
tenaza se apoderó del barco de la expedición acabó por engullirlo literalmente.
Lo destrozó.
En plena primera guerra mundial, Shackleton sabía que
sería muy complicado que cualquier equipo de rescate fuera a buscarlos. Eran
ellos contra los elementos. Sabían que tendrían que subsistir con sus propios
medios. Y lo hicieron. Lo que iba a ser una expedición para atravesar un
continente inhóspito, se convirtió en la mayor gesta de supervivencia de grupo
hasta la fecha. Esta gesta tuvo un artífice, el propio Shackleton que se
convirtió en un modelo a seguir sobre cómo mantener el liderazgo en el fracaso.
Veamos cómo:
SER CONSCIENTE DE LA
SITUACIÓN, SER REALISTA
Una vez que el barco encalló, Shackleton sabía que su
objetivo de cruzar el polo sería imposible. Analizó la situación y rápidamente
percibió que todo aquello por lo que había estado preparándose durante años, se
había ido al traste. No había solución posible. Otros ante situaciones
parecidas, se empeñan en seguir insistiendo en un imposible. Ser consciente de
tu situación, saber diferenciar cuándo ha llegado tu límite, y asumirlo, es la
primera cualidad que cualquier líder debería tener. ¿Os habéis encontrado
alguna vez en una situación en la que erais conscientes de que habíais llegado
al límite?
TRAZARSE UN OBJETIVO
Una vez asumida su realidad, lo siguiente para Shackleton
fue rediseñar su objetivo. Su objetivo ya no era cruzar el continente a pié. Su
objetivo sería devolver sanos y salvos a todos y cada uno de los componentes de
su expedición. El objetivo era tremendamente ambicioso y a la vez profundamente
humano. Su líder, el jefe de la expedición se hacía personalmente responsable
de la vida de todos sus miembros. No le valía con que volvieran unos pocos, o volvían
todos o era un fracaso. Os podeís imaginar lo que supone sobrevivir en la
antártida, con ropas, comidas y utensilios de principios del siglo pasado. Sin
GPS, sin GoreTex, sin ninguno de los artilugios que cualquiera de nosotros
puede comprar hoy en día en el Coronel Tapioca de turno.
“El barco y las provisiones
han desaparecido… de modo que ahora regresamos a casa” Shackleton
REGISTRO Y PUBLICIDAD
Puede parecer extraño que en estas circunstancias
Shackleton pensara en esto. Lo hizo. El sabía que la gesta por la que sus
patrocinadores le habían financiado ya no sería posible. No obstante, fue
consciente que una gesta aún más importante podía estar a punto de comenzar.
Para ello, era fundamental que todo lo que hicieran quedara registrado. Encargó
al fotógrafo de la expedición Frank Hurley que desde ese momento tomara fotos
de todo y grabara cuanto allí pasara. Es más, protegió esos documentos como si
fueran un hombre más de la expedición. Aquí podéis ver algunas de las fotos de
la expedición de Shackleton. Hoy en día, muchos tratan de ocultar sus fracasos.
Antes de hacerlo, habría que pensar si es la decisión correcta. Es el proceso
de arreglar un fracaso el que importa, el que tiene valor. Si no has tomado nota
de ello, ¿cómo lo vas a publicitar? ¿te has planteado alguna vez que lo
importante no es el hecho de fracasar en algo, sino en cómo vas a contar
después los pasos que diste para superar ese fracaso?
Renunciar a lo no esencial
Shackleton tuvo que sacrificar a todos los perros de su
expedición. Llegó un momento en el que la comida que consumían los casi 70
perros que llevaba la expedición, se había hecho imprescindible para la propia
supervivencia de los hombres. Seguramente fue la decisión y el momento más
difícil de toda la aventura. En palabras de uno de los expedicionarios
encargado de sacrificarlos, “he conocido a muchos hombres a los que preferiría
matar antes que al peor de estos perros”. Además de los perros, se tuvo que
reunciar gran cantidad de herramientas y cosas no necesarias que se quedaron en
el barco. En una situación de crisis, ¿cuál sería tu disposición a renunciar a
lo no esencial? ¿tenemos claro qué es lo no esencial en nuestra vida?
Seguir siendo humanos
Desde que abandonaron el barco, hasta que fueron
rescatados, vivieron como una sociedad ordenada. Construyeron campamentos, casi
pequeños pueblos y cada miembro tenía unas labores que cumplir. Claro está que
alguien que se apunta a una expedición así, ya posee algunas cualidades de las
que muchos carecemos. Pero eso no impide que no las podamos desarrollar. En una
situación difícil, mantener la normalidad o ciertas rutinas, te puede ayudar a
superarla. ¿Has vivido una situación complicada y mantener ciertos hábitos o rutinas
te ha servido de ayuda?
Mantener la moral
Una de las fotos que más me llamó la atención del libro
fue la de un partido de fútbol en pleno hielo. No era casual. Shackleton
estableció todo un sistema de ocio y actividades para mantener la moral del
grupo. Carreras de trineos, competiciones de corte de pelo, fútbol,
cuenta-cuentos, todo valía con tal de que el grupo pudiera alejar su mente del
hecho de que estaban aislados y abandonados en medio de un terrible desierto
helado. ¿Tu crees que en estos tiempos de crisis las empresas se preocupan por
mantener la moral?
No desfallecer nunca
Como parte de su plan de rescate, Shackleton había hecho
arrastrar un bote hasta el final del hielo, a cientos de kilómetros de dónde
éste les había atrapado. Una vez en mar abierto, navegarían en él boto con
dirección a una pequeña isla ballenera a más de 1000 kilómetros de distancia
donde podrían pedir ayuda. Es difícil saber si no fue este pequeño viaje en
barco aún peor que el calvario de llegar a mar abierto. Tres hombres en un
pequeño bote se enfrentaron a los mares del sur y lograron llegar a la isla
ballenera. No todo acabó ahí. Cuando desembarcaron, se dieron cuenta que habían
llegado a la zona de la isla deshabitada, y que la pequeña base ballenera
estaba justo al otro lado. Tuvieron que atravesar la isla a pie. Glaciares,
montañas, ríos sumaron un total de 36 horas hasta que finalmente lograron su
objetivo. Algo aún peor ocurrió. La expedición de rescate no fue inmediata,
tuvieron que pasar varios meses de amargas negociaciones con varios gobiernos,
antes de que el propio Shackleton pudiera encontar un barco. Finalmente, el 30
de agosto de 1916 un barco chileno rescató al resto de la expedición que les
estaba esperando en la Isla Elefante. ¿No os ha pasado eso alguna vez? Creéis
que ya habéis superado algo y de repente algo igual o peor os ocurro. Acordaros
de Shackleton. Os ayudará.
“Lo he conseguido. Maldito Ministerio de Marina… No se ha
perdido ni una vida y hemos pasado por el infierno” – Ernest Shackleton
Si os ha interesado esta historia os recomiendo el libro
de Caroline Alexander “Atrapados en el hielo”. En este caso el precio del
libro, por la calidad de las fotos y del papel, bien merecen la pena.
Afortunadamente para todos nosotros, el fotógrafo de la expedición Frank
Hurley, hizo todo lo posible por hacer y conservar las fotografías. Son éstas
las que ilustran el libro, y las que casi más que el propio texto, lo
convierten en uno de los mejores libros de aventuras que he leído nunca.