domingo, 23 de julio de 2017

Liderazgo y Gestion Emocional. Dos Historias de Supervivencia

DOS HISTORIAS DE SUPERVIVENCIA.-

Liderazgo y gestión emocional.

La Expedicion de El Karluk

Durante su viaje en agosto de 1913 el Karluk quedó atrapado en el hielo del Ártico, mientras se dirigía a un punto de encuentro en la isla Herschel. Después de una larga deriva en el Mar de Beaufort y el Mar de Chukchi, el barco fue aplastado por el hielo y se hundió.  Once hombres murieron antes que la ayuda pudiera llegar. Uno de ellos fue el capitán Peter Bernard.
100 años después de la muerte del capitán durante esa expedición en el Ártico, un equipo de científicos se lanza sobre sus pasos y espera  resolver el misterio que rodea su desaparición.

El Capitán Peter Bernard de la Isla del Prince Edward Island formaba parte de un grupo de unas veinte personas, científicos y tripulación, que navegó hacia el Ártico a bordo del Karluk, en el marco de una expedición de mapeo de zonas inexploradas del mundo, que tuvo lugar desde 1913 hasta 1918.
La Expedición canadiense estaba bajo el mando del antropólogo Vilhjalmur Stefansson

La expedición  ártica es el último viaje del  Karluk, el buque insignia de la Expedición del Ártico canadiense (1913-1918), que terminó con la pérdida de la nave y la muerte de casi la mitad de su tripulación.

Durante su viaje en agosto de 1913 el Karluk, un bergantín antiguamente utilizado para la caza de ballenas, quedó atrapado en el hielo del Ártico, mientras se dirigía a un punto de encuentro en la isla Herschel. Después de una larga deriva en el Mar de Beaufort y el Mar de Chukchi, el barco fue aplastado por el hielo y se hundió.

En los meses que siguieron, la tripulación y el personal de la expedición lucharon por sobrevivir, primero en el hielo y más tarde en las costas de la isla de Wrangel. En total, once hombres murieron antes que la ayuda pudiera llegar a ellos.

La Expedición ártica canadiense fue organizada bajo la dirección del antropólogo canadiense Vilhjalmur Stefansson y tenía metas tanto científicas como geográficas.

Poco después de que el Karluk, fuera atrapado Stefansson y un pequeño equipo abandonaron el barco para ir a la caza del caribú. A medida que el Karluk derivaba en el hielo, el equipo fue incapaz de volver a bordo. Por lo tanto, Stefansson se dedica a los otros objetivos de la expedición, dejando a la tripulación y el personal de a bordo de la nave a cargo de su capitán Robert Bartlett.

Tras el hundimiento, Bartlett organizó una marcha a Wrangel Island a 130 kilómetros de distancia. Las condiciones del hielo eran difíciles y peligrosas, y dos grupos de cuatro hombres cada uno se perdieron en el intento de llegar a la isla.

 Después de que los sobrevivientes desembarcaron, Bartlett, acompañado por un solo compañero Inuit, partió hacia la costa de Siberia. A partir de ahí, después de varias semanas de arduo viaje, Bartlett llegó finalmente a Alaska, pero las condiciones del hielo impidieron cualquier misión de rescate en lo inmediato por lo que el equipo se quedó atrás.

Sobrevivieron cazando, pero carecían de comida y estaban preocupados por las divisiones internas. Antes de su rescate en septiembre de 1918, otros tres hombres resultaron muertos, dos de enfermedad y el otro en circunstancias violentas.

La Expedición de El Endurance.-

Ernest Shackleton fue un explorador que realizó sus expediciones durante la llamada época heroica o dorada de la exploración polar (1895-1916), que fue marcada por dos grandes hitos: la discutida llegada al Polo Norte por Robert Peary en 1909 y la conquista del Polo Sur por Roald Amundsen en 1911. Debido a que estas dos grandes hazañas habían sido logradas, Shackleton, quien también había intentado sin éxito ser el primero en llegar al Polo Sur, y que había participado en dos expediciones previas, la Discovery y la Nimrod, diseñó un viaje de exploración en el que pretendía cruzar la Antártida a pie, en un fabuloso viaje de casi tres mil kilómetros. En esta aventura al menos había tres logros que eran completamente nuevos: en primer lugar, sería la primera vez que se cruzase el continente de extremo a extremo. Por otro lado, la travesía se realizaría a pie (Amundsen había usado trineos). Y por último, más de mil kilómetros se harían cruzando un territorio absolutamente desconocido (desde el mar de Weddell hasta el Polo), dado que las anteriores expediciones habían operado en el otro lado del continente.

Para llevar a cabo la expedición se equiparon dos barcos, cada uno con una tripulación de veintiocho hombres: el Endurance, bautizado así en razón del lema de la familia de Shackleton (“By endurance we conquer”), que entraría por el mar de Weddell y desde el que se lanzaría la travesía, y el Aurora, que tenía encomendado entrar por el Mar de Ross, al otro extremo del continente, para instalar depósitos de aprovisionamiento.

Para dar una idea de hasta qué punto se trataba de un desafío sin precedentes ha de tenerse en cuenta de que un viaje similar no se volvería a plantear hasta décadas después, cuando la expedición Fuchs-Hillary (1955-1958) se diseñó con el mismo objetivo, si bien se desplazaron en tractores modificados especialmente para la expedición y con apoyo aéreo.

Tras aproximadamente un año de preparativos, Shackleton partió de Londres en el Endurance el 1 de Agosto de 1914. Sin embargo, se detuvo debido al estallido de la primera guerra mundial para poner a disposición del Almirantazgo su buque y su tripulación. La respuesta a su ofrecimiento fue un telegrama en el que se le ordenaba continuar, así que partió definitivamente de Plymouth rumbo a la Antártida el 8 de Agosto.

Tras una breve parada en Buenos Aires, el 26 de Octubre puso rumbo hacia Georgia del Sur, donde se detuvo para analizar la situación y aprovisionarse. Al fin el 5 de diciembre de 1914 partió hacia la Antártida. La mayor preocupación de esta primera fase del viaje era lucha contra la banquisa (enormes placas de hielo flotantes), que ese año en particular se encontraba bastante al norte. Fue francamente difícil gobernar el Endurance para que se abriera paso, y finalmente la noche del 18 al 19 de Enero de 1915 el barco quedó dramáticamente atrapado en el hielo. En el mes que siguió a ese incidente los marineros intentaron liberarlo hasta alguno de los canales que se abrieron, pero todos los intentos fueron frustrantemente infructuosos.

Al fin, el 24 de Febrero el barco pasó a convertirse en una estación de invierno. Se cambió la rutina de los marineros, se acondicionaron espacios para la vida a bordo (en una serie de cubículos que llamaron el Ritz), se construyeron habitáculos para los perros sobre el hielo (a los que bautizaron como dogloos), y a partir de ese momento el trabajo consistió esencialmente en el entrenamiento de los equipos  y el aprovisionamiento (carne y grasa de foca y pingüinos).

Ese periodo no estuvo exento de las imaginables dificultades que conllevan las bajas temperaturas (en torno a 30 grados bajo cero), la vida en la oscuridad (el sol desaparecería el 1 de Mayo), y el hecho de que el barco no estaba en tierra firme, sino sobre un témpano de hielo que en mayo tan solo medía unos veinte kilómetros cuadrados, que estaba derivando debido a las corrientes marinas, y que en cualquier momento podía partirse, como de hecho ocurrió el 1 de Agosto. Sin embargo, dando muestras de un espíritu de adaptación difícilmente superable, la tripulación consiguió sobrevivir en el hielo los nueve meses que duró esa etapa de la expedición, en la que el barco tuvo una deriva real de nada menos que dos mil kilómetros desde el punto en el que quedó atrapado.

El 27 de octubre, sin embargo, las cosas empeorarían considerablemente. En efecto, como en la peor de las pesadillas, las fuertes tensiones provocadas por el hielo que aprisionaba el Endurance acabaron por hacerlo pedazos y se hundió semanas más tarde en las frías aguas de la Antártida, el 21 de Noviembre de 1915, ante la impotente mirada de los marineros y de su capitán. Para entonces había transcurrido ya más de un año desde que partieran de Buenos Aires.

Se esperaba un aumento de las temperaturas y permanecer en el hielo dejaría de ser seguro, pues en cualquier momento una brecha se podría abrir engullendo a los hombres o dejando espacio suficiente para que alguna orca les atacara, dado que obviamente estos animales no establecían diferencias entre las focas y los seres humanos. Por ello la única opción viable, aunque pareciera una tarea imposible, consistía en arrastrar los tres botes salvavidas del Endurance a través del hielo hasta encontrar mar abierto quinientos kilómetros al norte. En ese momento quizá podrían tener una opción de sobrevivir alcanzando alguna de las islas circundantes. Y en esa empresa fueron afanándose instalando sucesivos campamentos (Dump Camp, Ocean Camp y finalmente Patience Camp), esperando la oportunidad de escapar del hielo. A las dificultades existentes se añadieron otras nuevas, como la limitación del peso de las pertenencias personales a solo un kilo por hombre, la necesidad de sacrificar a los perros debido a la escasez de alimentos, o la incertidumbre de no saber cuándo la placa de hielo se partiría bajo sus pies. Ha de tenerse en cuenta que, por ejemplo, Ocean Camp se situaba sobre un bloque de poco más de dos kilómetros cuadrados, que sucesivamente se iría dividiendo en fragmentos más pequeños por efecto de la subida de las temperaturas.

Finalmente el 9 abril de 1916 Shackleton y su tripulación se lanzaron al agua en los tres pequeños botes de que disponían, para llevar a cabo una travesía de cinco días en las que las temperaturas alcanzaron 20 grados bajo cero, y en la que la lucha contra las tormentas de nieve no fue sencilla dado que los hombres estaban empapados y sufrían calambres y mareos, y algunos de ellos congelaciones.

Arribaron al fin en Isla Elefante , la primera tierra firme que pisaban en casi un año y medio, desde que salieran de Georgia del Sur. Esta feliz llegada fue rápidamente ensombrecida por el hecho de que el invierno antártico se acercaba, y carecían del equipo y las provisiones necesarias para afrontarlo. Por otro lado, era imposible que nadie les buscara en esa posición, así que era necesario movilizarse una vez más.

El plan, que visto ahora con la adecuada perspectiva histórica podría calificarse como una locura, consistía en que seis hombres se embarcarían en el James Caird, un bote de tan solo 6 metros de eslora, en una travesía desesperada de 1300 kilómetros hasta Georgia del Sur.
Si se tiene en cuenta que solo una mínima desviación de la ruta hubiera provocado que pasaran de largo sin ver la isla, y que deberían atravesar el Pasaje de Drake, quizá el más peligroso del mundo, solo puede contemplarse el durísimo viaje de 17 días que aquellos hombres realizaron como una gesta irrepetible.

Desgraciadamente sin embargo, el lugar en el que arribaron, la bahía del Rey Haakon, era un lugar deshabitado que distaba nada menos que cuarenta kilómetros de la zona civilizada. Un trayecto de montañas nevadas del que no había mapas. Y de nuevo, inasequible al desaliento y haciendo gala de una increíble capacidad para afrontar las dificultades, Shackelton acompañado de dos de sus hombres cruzaría la isla y llegaría por fin hasta la estación ballenera de Stromness.

Aunque generalmente se tiende a identificar esa llegada con el final de la increíble odisea de Shackleton y el Endurance, en realidad ese momento triunfal, que tantos esfuerzos, sacrificios y privaciones implicó, fue únicamente el inicio de la segunda parte habían dejado al otro extremo de la isla, el de los veintidós hombres que habían quedado en Isla Elefante, y el de parte de la tripulación del Aurora, que también había sufrido toda suerte de penurias. Al fin, tras este último rescate, el 10 de Enero de 1917, nada menos que dos años y medio después de que todo empezara, la increíble aventura de Shackleton llegó a su fin.






Los veintisiete miembros de la tripulación y el polizón fueron rescatados con vida.











¿Cuáles son los elementos nucleares que hicieron que el resultado de le expedición del Endurance y del Karluk fuesen tan diferentes?.

Sin duda estrategias de Liderazgo y de gestión emocional.

En su libro, Dennis Perkins expone las diez estrategias que a su juicio empleo Shakelton para mantener y rescatar con vida a sus 28 tripulantes tras 634 días en condiciones de supervivencia al límite:
  1. Nunca pierda de vista la última meta y concentre su energía en objetivos a corto plazo.
  2. Dé ejemplo personal con símbolos y conductas visibles y fáciles de recordar. 
  3. Inspire optimismo y autoconfianza, pero aférrese a la realidad.
  4. Cuide de sí mismo: mantenga su resistencia y déjese de complejos de culpa.
  5. Refuerce constantemente el mensaje de grupo. "Somos uno, viviremos y moriremos juntos”.
  6. Minimice las diferencias de estatus e insista en la cortesía y el respeto mutuo.
  7. Domine el conflicto. Maneje el enfado en dosis pequeñas, atraiga a los disidentes e impida luchas de poder innecesarias.
  8. Encuentre algo que celebrar y algún motivo con el que reír
  9. Esté dispuesto a asumir el gran riesgo.
  10. Nunca abandone, siempre puede haber otra alternativa. El éxito de la expedición de Shackleton se debió no sólo a su perseverancia, sino también a su capacidad de encontrar soluciones creativas.

Desarrollaremos las conductas descritas y sus impactos emocionales en los próximos días.


Buen Domingo

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