viernes, 29 de marzo de 2013

LIDERANDO PERSONAS LIDERAZGO SITUACIONAL. VOLVIENDO A LOS PRINCIPIOS. (Kenneth Blanchard y Paul Hersey)


Unas cuantas semanas sin escribir, si bien ya voy avanzado en el libro de Goleman, he creído de mucha utilidad girar la vista atrás y recuperar, aunque sea para un solo día, un clásico, “El liderazgo situacional” de  Kenneth Blanchard y Paul Hersey.

LIDERANDO PERSONAS

LIDERAZGO SITUACIONAL.  VOLVIENDO A LOS PRINCIPIOS. (Kenneth Blanchard y Paul Hersey)



Kenneth Blanchard y Paul Hersey, plantean en su modelo de Liderazgo Situacional, que se deben utilizar varias formas de liderazgo, dependiendo de la situación en la que se encuentres. El Liderazgo Situacional permite el análisis de la situación y la evaluación de las necesidades para que se utilice el estilo que se acomode a la situación presente. Este modelo tiene en cuenta para su aplicación las capacidades de los empleados en sus áreas de trabajo y su compromiso con las tareas.

El Liderazgo Situacional se aplica dependiendo de las personas y varía de acuerdo a las características de cada persona, dando una orientación diferente incluso a la misma persona en situaciones distintas, podemos     concluir como una total flexibilidad y adaptabilidad del liderazgo situacional.

El Liderazgo Situacional se basa en dos variables:

·         la cantidad de dirección (conducta de tarea) y,
·         la cantidad de apoyo socio-emocional (conducta de relación) que el líder debe proporcionar a sus colaboradores para lograr los objetivos de la organización, teniendo en cuenta el nivel de madurez profesional y psicológica de aquellos y las características específicas de cada situación: tipo de funciones y tareas a realizar ,complejidad del problema a resolver, grado de dificultad de los objetivos a alcanzar, cultura empresarial, normas y políticas de la empresa, expectativas de la dirección y de los trabajadores, características personales y profesionales de jefes, compañeros y colaboradores, y diversos factores del entorno que influyen en la organización.

PRINCIPIOS DEL LIDERAZGO SITUACIONAL.

Tras las investigaciones sobre estilos de liderazgo, realizadas en la Universidad de Ohio, estudiando y observando la conducta de un numeroso colectivo de directivos, de distintos tipos de organizaciones, y en situaciones muy diversas, se llegó a la conclusión de que se podía clasificar la mayor parte de los comportamientos de un líder, en dos categorías o dimensiones, que se denominaron:
1.    conducta de tarea (estructuras de iniciación), y,
2.    conducta de relación (estructuras de consideración).

Durante algún tiempo, se creyó, que la conducta de tarea y la conducta de relación representaban estilos de liderazgo mutuamente excluyentes, y que por tanto, aparecían ambas en cada uno de los extremos de un continuo. Hoy, se ha demostrado que dichas conductas pueden convivir y complementarse eficazmente en un mismo estilo de liderazgo.

La conducta de tarea expresa el grado en el que el líder inicia una comunicación descendente indicando a cada uno de sus colaboradores: Qué tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer, cuándo, dónde y con qué tiene que realizar una determinada tarea. Supone, por tanto, mantener una estrecho supervisión y control sobre el trabajo de sus colaboradores, cuidando especialmente el cumplimiento de normas, procedimientos, estándares de calidad, logro de metas y objetivos, etc.

La conducta de relación, expresa el grado en el que el líder inicia una comunicación bidireccional, proporcionando apoyo socioemocional, mediante lo aplicación de “caricias psicológicos”, reconociendo el trabajo  bien  hecho,  reforzando  la  propia  estima  de  los  empleados,  interesándose  por  su  bienestar, implicándoles en la toma de decisiones, escuchándoles, manteniendo una política de puertas abiertas propiciando unas buenas relaciones humanas y preocupándose por mantener un buen “clima” empresarial.

Podríamos resumir diciendo que las conductas orientadas a la tarea son las que originan el alineamiento al principio, y las conductas de relación las que estimulan el compromiso, por lo que la suma de ambas son las que dan lugar al Engagement.

La combinación de ambas variables, poniendo distinto énfasis en cada una de ellas, configurarían los cuatro estilos básicos de liderazgo.

FACTORES SITUACIONALES.

El estilo de liderazgo que utilice un directivo tiene que ser congruente con los factores situacionales que afectan al directivo, a sus colaboradores y a la empresa.

Fuerzas que afectan al directivo: Su sistema de valores personales, el grado de confianza en sus colaboradores, sus inclinaciones personales sobre estilos de dirección, los sentimientos de seguridad ante situaciones inciertas, el tipo de funciones y tareas a desempeñar, la importancia y la urgencia del problema a resolver, los rasgos de su personalidad y carácter.

Fuerzas que afectan al colaborador: Necesidad de independencia, disposición a asumir responsabilidades, tolerancia ante la ambigüedad, formación y experiencia en la toma de decisiones, competencias profesionales, identificación con los objetivos, grado de interés por el problema, nivel de motivación e integración, efectividad del equipo de trabajo.

Fuerzas que afectan a la situación: Estructura de la organización, normas y políticas, clima y cultura organizacional, presión del tiempo, importancia y urgencia del problema a resolver, complejidad de la situación.

El factor situacional más importante, que determinará el comportamiento más eficaz de un líder, para obtener resultados con sus colaboradores, poniendo más o menos énfasis en cada una de las dos variables descritas (conducta de tarea y de relación), es el nivel de madurez del colaborador. El estilo de dirección tiene que acomodarse a la medida de cada colaborador.

NIVEL DE MADUREZ DE LOS COLABORADORES.

La madurez se define, según la teoría de Liderazgo Situacional, como “la capacidad de formular metas altas, pero alcanzables; la disposición y la habilidad para asumir responsabilidades; la experiencia, la formación y las competencias profesionales, de un individuo o de un equipo de trabajo, para realizar una determinada tarea o desempeñar una función “.

Curiosamente esto tiene que ver con el Human Performance.

Estas variables de madurez deben ser consideradas solamente en relación con la ejecución de una tarea específica. El individuo no es maduro o inmaduro en un sentido total, sino que puede comportarse con un alto grado de madurez en una determinada función de su puesto de trabajo, mientras que en otro tipo de actividad estaría en su “nivel de incompetencia”.

El concepto básico de esta teoría es el siguiente: Si tenemos que lograr un determinado resultado, por medio de un colaborador poco maduro, el estilo de dirección más adecuado sería aquel en que el jefe pone máximo acento en la conducta directiva de tarea (dar órdenes, supervisar, etc.) y menos acento en la conducta de apoyo y de relación.

A medida que el nivel de madurez del empleado aumenta, en relación con el logro de un objetivo específico o el desempeño de una función, el jefe debe ir reduciendo progresivamente la conducta de tarea (manteniendo una supervisión menos estrecha) e ir aumentando paulatinamente la conducta de relación (reconociendo el trabajo bien hecho y manteniendo una comunicación frecuente), hasta que el colaborador alcance con más eficacia sus objetivos.

En la medida en que el colaborador llegue a un nivel alto de madurez psicológica y profesional, el líder no solo disminuirá la conducta de tarea sino que hará lo mismo con la de relación. Este comportamiento del líder impulsará al colaborador a crecer más en su madurez y a desarrollarse en el ámbito laboral.

El estilo de dirección que utilice un líder debe ser congruente con el nivel de madurez de cada colaborador y de cada equipo de trabajo. La teoría del Liderazgo Situacional considera la madurez bajo dos dimensiones: madurez profesional y madurez psicológica.

Madurez Profesional
-        Aptitudes.
-        Formación.
-        Competencias.
-        Experiencia.
-        Capacidad de solución de problemas.
-        Cumplimiento de plazos y compromisos.

Madurez Psicológica

-        Voluntad para asumir responsabilidades.
-        Autonomía.
-        Confianza en sí mismo.
-        Interés.
-        Constancia.
-        Motivación de logro.

Resumiendo, podemos afirmar que: persona madura es aquella que tiene un adecuado nivel de aptitud (puede),de personalidad (es),de formación (sabe) y de motivación (quiere) ; en suma : que es eficaz.

CARACTERÍSTICAS DE LOS CUATRO ESTILOS DE LIDERAZGO.

Vamos a analizar los comportamientos de un líder, que caracterizan a los cuatro estilos básicos de dirección, teniendo en cuenta el mayor o menor énfasis que el líder debe poner en las dos variables: “conducta de tarea” y “conducta de relación”, para ser congruente con el nivel de madurez del colaborador, que previamente ha debido de ser diagnosticado.

CUADRO DE LIDERAZGO SITUACIONAL




A.   Estilo E.1: Dar órdenes. Alta conducta de tarea y baja conducta de relación.

-        Determinar tareas y procedimientos (qué, quien, cuándo, dónde, cómo…)
-        Supervisar estrechamente.
-        Controlar.
-        Fiscalizar (a veces).
-        Manteniendo las “distancias”.
-        Comunicación unidireccional.
-        “Teledirigir”.

Porque:

a)    El colaborador tiene un bajo nivel de madurez psicológica: falta de voluntad para asumir responsabilidades, gran dependencia de su jefe, poca confianza en sí mismo, escaso interés por la tarea, inconstancia, motivación insuficiente…

b)    El colaborador tiene un bajo nivel de madurez profesional: escasas aptitudes para realizar un determinado trabajo, formación insuficiente, falta de desarrollo de competencias profesionales, poca experiencia laboral, baja capacidad para resolver problemas relacionados con su trabajo, frecuente incumplimiento de plazos y compromisos…

Hay que señalar que el poco énfasis que el líder pone en la relación interpersonal con el colaborador, no significa que sea inaccesible o poco amistoso con él, sino que al dedicar más tiempo al control del trabajo que al apoyo socioemocional, intenta que el colaborador sea más eficaz.

Tan pronto como el líder perciba que su colaborador progresa en los resultados, irá aumentando la conducta de relación, al mismo tiempo que disminuye la de tarea.

Los distintos estilos de dirección, utilizados por el líder en cada situación y para cada tipo de colaborador, deben ser interpretados solamente como una táctica o herramienta de gestión, que intenta lograr resultados con la mayor eficacia posible.

B.   Estilo E.2: Persuadir. Alta conducta de tarea y alta conducta de relación.

-        Fijar objetivos, escuchando al colaborador.
-        Supervisar.
-        Controlar.
-        Responsabilizar.
-        Convencer para que haga voluntariamente y bien, lo que tiene que hacer.
-        Comunicación bilateral.
-        Potenciar la motivación de logro, mediante el reconocimiento.
-        Animar.
-        “Caricias psicológicas”.
-        Apoyar socioemocionalmente.
-        Instruir, adiestrar, formar, orientar.
-        Prestar ayuda para el logro de objetivos.

Porque:

a)    El colaborador tiene un moderado nivel de madurez psicológica: necesita más apoyo para ir progresando y lograr metas más difíciles aunque alcanzables, el reconocimiento “en caliente” del trabajo bien hecho aumenta su nivel de auto concepto, el líder debe despertar su interés por la calidad y aplicar una política de “puertas abiertas”.


b)    El colaborador tiene un moderado nivel (creciente) de madurez profesional: ha desarrollado más su potencial y competencias para desempeñar más eficientemente las funciones y tareas de su puesto de trabajo, su experiencia laboral es positiva (aunque todavía insuficiente), necesita más formación

Este estilo de dirección es el más adecuado para dirigir a colaboradores con un nivel de madurez moderado. El líder mantiene un buen nivel de relación, variando el comportamiento de tarea. Se aprovecha la motivación para desarrollar las competencias profesionales y el logro.

Es un estilo “seguro”, muy frecuente en los países industrializados, en los que la competencia y madurez del mayor porcentaje de la población laboral se sitúa en un término medio

C.    Estilo E.3: Hacer participar. Alta conducta de relación y baja conducta de tarea.

-        Dirigir por objetivos, elaborados participativamente.
-        Análisis de problemas en grupo.
-        Toma de decisiones conjunta: jefe/ colaborador.
-        Implicar.
-        Cogestionar.
-        Animar.
-        Elogiar.
-        Apoyar.
-        Dar facilidades para que el colaborador tenga éxito.
-        Comunicación bidireccional.

Porque:

a)    El colaborador tiene un nivel de madurez psicológica moderadamente alta: suficiente confianza en sí mismo, gran autoestima, alta motivación, mucho interés por la tarea, constancia, deseo de integración en grupos de trabajo, responsabilidad.

b)    El colaborador tiene un alto nivel de madurez profesional: competencia profesional, mucha experiencia para realizar las funciones y tareas específicas de su puesto de trabajo, un nivel alto de formación, preparación para el trabajo en equipo y paro lo toma de decisiones.

Esta conducta del líder suele ser altamente motivadora para los colaboradores maduros, yo que supone el reconocimiento del “status” alcanzado, un aumento de su autoestima, y una mayor integración en su empresa.

Frecuentemente, los trabajadores consideran al estilo participativo como la mejor manera de motivarles o de tomar una decisión empresarial, por aquello de que: “lo que no es suficientemente consensuado es inmediatamente contestado”.

Esto es relativamente cierto, pero no es menos cierto que el dar participación en lo solución de un problema empresarial importante, a colaboradores cuyo nivel de madurez es bajo, sería cuando menos una conducta irresponsable del líder o un intento de manipulación o de “demagogia populista”.

D.   Estilo E.4: Delegar. Baja conducta de relación y baja conducta de tarea.

-        Delegar en el colaborador la autoridad y el poder necesarios para realizar una tarea, tomar una decisión o conseguir un objetivo.
-        Conferir al colaborador la libertad necesaria para realizar un trabajo “a su manera”, pero conservando siempre el jefe la responsabilidad final ante su superior jerárquico.
-        Permitir trabajar a los colaboradores con un alto nivel de autonomía.
 -       Premiar no el esfuerzo o la presencia física sino los resultados.
-        Controlar, pero sin fiscalizar, responsabilizando al colaborador por los resultados obtenidos.
-        Motivar” discretamente”, sin poner demasiado énfasis en el apoyo socioemocional o en las” caricias psicológicas”.
-        Dar la ayuda necesaria al colaborador para que puede “apuntarse” el éxito.

Porque:

a)    El colaborador tiene muy alto nivel de madurez psicológica: gran confianza en sí mismo, bajo nivel de dependencia del jefe, autonomía en su trabajo, creatividad, responsabilidad, alta motivación de logro, autocontrol.

b)    El colaborador tiene muy alto nivel de madurez profesional: gran competencia profesional, mucha experiencia laboral, muy alto nivel de formación específica y general, habilidad para las relaciones interpersonales, capacidad para la toma de decisiones.
b)

Con este estilo de dirección, un líder obtiene éxito solamente si lo aplica a colaboradores muy cualificados y responsables. Con colaboradores poco maduros sería un motivo para que estos considerasen demasiado tolerante o incluso “pasota” a su jefe, y abusasen de la confianza que les otorga.

Es verdad que algunos jefes, a los que podríamos calificar de “abdica dotes”, confunden el “dejar hacer con el dejar de hacer”. Conceden el mismo grado de libertad tanto a los colaboradores maduros como a los inmaduros, y delegan más por comodidad que por estar convencidos de que este es el estilo más adecuado para ciertas situaciones.

El líder al delegar adecuadamente se libera de tareas rutinarias y poco importantes, pudiendo, de esta manera, dedicar su recurso más escaso: su tiempo, a las funciones y tareas más importantes de su puesto de trabajo.



domingo, 10 de marzo de 2013

LIDERANDO PERSONAS EL LIDER RESONANTE CREA MAS. DIA 2. EL LIDERAZGO RESONANTE. (Daniel Goleman, Richard Boyatzis, y Annie Mckee).


Hoy, leyendo “El Mundo”, ha habido una noticia que me ha sorprendido. En el artículo de la pagina 24, “Un conclave con sabor americano”, en uno de los dos puntos del subtitulo se leía “La capacidad de generar entusiasmo, uno de los detallas que inclinará la balanza”. Es curioso porque está muy relacionado con lo que comento hoy.

La iglesia busca un líder, un líder resonante y capaz de reilusionar. Estamos en el siglo de las emociones positivas como instrumentos de movilización al cambio.

Don Luis Galindo, querido maestro, mi más querida enhorabuena por la segunda edición de “Reilusionarse”.

LIDERANDO PERSONAS

EL LIDER RESONANTE CREA MAS. DIA 2.  EL LIDERAZGO RESONANTE. (Daniel Goleman, Richard Boyatzis, y Annie Mckee).



Definiremos el liderazgo resonante, primero, por oposición al liderazgo disonante que es el tipo de liderazgo que se halla desconectado de los sentimientos del grupo, movilizando sus emociones negativas y sumiéndolo en una espiral descendente que comienza en la frustración y termina en el resentimiento, el rencor y la rabia.

Es un liderazgo carente de empatía y que en lugar de centrar la atención a la misión, la desvía centrándolo n el malestar colectivo.

El liderazgo resonante, por el contrario, sintoniza con los sentimientos de las personas y los encauza en una dirección emocionalmente positiva. Al expresar sinceramente sus valores y sintonizar con las emociones de las personas que le rodean, este líder conecta, y desde la conexión, moviliza.

El líder resonante despliega optimismo y entusiasmo, despiertan de manera natural la resonancia y su pasión y entusiasmo reverberan en todo el grupo, de ahí que saben movilizar a través de la empatía. Es importante y no es baladí la necesidad de establecer conexión emocional, pues esta conexión es la que infunde un significado especial al trabajo, es el facilitador al liderazgo transcendente. El líder emocionalmente inteligente sabe establecer estos vínculos.

¿Podemos hablar de “engagement” sin liderazgo resonante?, desde luego que no, cuando el líder carece de resonancia, el grupo se limita a llevar a cabo su trabajo sin dar lo mejor de sí mismos, sin esa voluntad de marcar la diferencia. El líder no dudo que sepa mandar, pero sin llegar al corazón, desde luego ignora el dirigir.

EL LIDER DISONANTE.

Disonancia.
(Del lat. dissonantĭa).
1. f. Sonido desagradable.
2. f. Falta de la conformidad o proporción que naturalmente debe tener algo.
3. f. Mús. Acorde no consonante.
hacer ~ algo.
1. loc. verb. Parecer extraño y fuera de razón.
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El líder disonante carece de armonía, por lo que crea grupos emocionalmente discordantes en los que las personas tienen la continua sensación de hallarse desconectados de los demás.

Enfado, miedo, apatía y hosquedad, son signos claros de este liderazgo.

La interacción de estos líderes crean auténticos estragos emocionales, dado que el ataque conlleva implícito un mensaje de emocional de rechazo y desprecio (pese a que hay lideres que confunden el atacar con el dar feedback).

Es interesante el término “inundación” que explica John Gottman cuando se refiere a la intensidad de la reacción de lucha o huida que pueden desencadenar los mensajes despectivos, que llegan a provocar un aumento súbito del ritmos cardiaco de hasta veinte o treinta pulsaciones por minuto acompañado de una abrumadora sensación de angustia. Cuando una persona se ve “inundada” de esta manera, su desbordamiento emocional le hace imposible escuchar lo que se le dice sin distorsiones, su pensamiento se torna confuso, no puede responder con claridad,  y es mas proclive a emitir reacciones más rudimentarias y propias del cerebro reptilico, por lo que es muy probable que el encuentro termine rápido. Como resultado, la persona afectada no tarda en desconectarse “dando largas” o aumentando la distancia emocional e incluso la física. ¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta de estas cosas?, ¿Estaremos más pendientes del como “yo” me encuentro, que el clima emocional de la otra persona o grupo?, y habiendo constatado esta situación analizada por Gottman ¿Por qué persistimos en lanzar estos mensajes emocionalmente devastadores?

La respuesta mas habitual de los jefes que pierden los estribos es ponerse a la defensiva, eludir la propia responsabilidad o dar largas evitando el contacto emocional, por eso vemos mucho jefe toxico y poco líder. La disonancia es la principal causa del síndrome de “burnout”, las hormonas del estrés.

Aunque hay más hormonas involucradas cuando nos sentimos estresados, las principales son dos: la adrenalina y el cortisol.

Conocer cuál es su función y cómo nos afectan puede ayudarnos a comprender cómo afronta el estrés nuestro cuerpo. De esta manera, será más fácil controlarlo.

El estrés está ligado a nuestro instinto de supervivencia. Nuestro cuerpo está “programado” para reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas o de emergencia.

Este instinto se desarrolló en tiempos remotos de la humanidad, cuando vivíamos rodeados de depredadores y teníamos que afrontar innumerables peligros para sobrevivir en la Naturaleza. Actualmente, mantenemos ese instinto, aunque nuestra vida no se parezca a la de aquellos antepasados. Por ejemplo, el cuerpo reacciona rápidamente para esquivar a un coche que se dirige hacia nosotros a toda velocidad o incluso cuando vivimos una situación laboral que nos desborda.

¿Cómo actúan las hormonas en situaciones de estrés?

La adrenalina se encarga de darnos ese impulso rápido que necesitamos. En cuestión de instantes, nuestra energía sube enormemente para ayudarnos a escapar del peligro. En el cuerpo produce los siguientes efectos:

La respiración se hace más rápida y aumenta la frecuencia cardíaca para que los músculos respondan más rápidamente.
Evita los coágulos. La sangre circula más rápidamente y más lejos de la piel.
Aleja la sangre del aparato digestivo, para evitar que haya vómitos.

¿Y qué sensaciones físicas experimentamos? Las más comunes:

Opresión en el pecho y/o palpitaciones.
Sudor frío.
Hormigueo o “mariposas” en el estómago.

El cortisol se ocupa de hacer que esa respuesta del cuerpo se ejecute durante todo el tiempo que dure la situación amenazante. Deja el cuerpo “en alerta“, preparado para reaccionar lo más rápido posible.

El estrés tiene su lado útil. Nos moviliza para resolver una situación determinada. Después, volvemos al equilibrio y ya está. Sin embargo, imagínate el desgaste de energía que supone para el cuerpo vivir una situación de estrés prolongada. El desgaste y además otros desajustes… El exceso de adrenalina y cortisol liberados en sangre día tras día produce efectos perjudiciales como pueden ser:

Cansancio (o incluso extenuación).
Dolor físico.
Falta de concentración.
Problemas de memoria.
Ira y agresividad.
Problemas de sueño.

No sólo eso. A largo plazo, el cortisol puede producir efectos como los siguientes:

Debilitamiento del sistema inmunitario. Ejemplo: Nos refriaremos más veces de lo habitual.
Aumento de las alergias.
Empeoramiento del asma.
Sentimientos de fracaso, ansiedad y depresión.

EL LIDERAZGO Y LA ESTRUCTURA DEL CEREBRO

El liderazgo ejemplar y resonante requiere de una combinación adecuada de corazón y cabeza, de sentimiento y de pensamiento.

El intelecto y la claridad son esenciales, sin ellos es difícil poder llamar a la puerta del liderazgo. Sin embargo, estos requisitos por si solos, no hacen al líder. La principal misión del líder es motivar, guiar, inspirar, escuchar, persuadir, esto es, alentar la resonancia.

Las estructuras neuronales responsables del intelecto y de las emociones se hallan separadas, pero, eso si interconectadas. Es necesario que entendamos que las emociones son fundamentales para la movilización, no así el intelecto frio, dado que el poder de las emociones reside en su extraordinario valor para la supervivencia. No olvidemos que el cerebro pensante evoluciono a partir del cerebro límbico, y sigue acatando sus ordenes cuando percibimos una amenaza o estamos en situación de estrés. Asimismo, recordemos el poder de la amígdala (tratado en anteriores viajes), la cual, como radar de las emergencias emocionales se halla siempre lista para reclutar a los centros racionales del neocortex y ponerlos al servicio de una acción determinada.

Fué el miedo lo que permitió a los primeros mamíferos escapar del peligro real que suponían los depredadores, y la ira fue la emoción que movilizó a las madres a luchas para proteger a su progenie. Emociones sociales como los celos, orgullo, el desprecio y el afectodesempeñaron un papel fundamental en los primeros grupos de nuestros ancestros los primates, y, hoy siguen jugando un papel fundamental en nuestras organizaciones sociales y tribales.

Afortunadamente, existe una vía neuronal que conecta los impulsos procedentes de la amígdala con la región prefrontal (justo detrás de la frente), que es el centro ejecutivo del cerebro y puede vetar un impulso emocional asegurando una respuesta más eficaz, evitando el secuestro emocional de la amígdala, pero no siempre la región prefrontal es capaz de actuar eficazmente.

Por ello, el balance de pensamiento y sentimiento es tan importante, el liderazgo depende del buen funcionamiento de los circuitos que conectan la región prefrontal y el sistema límbico.

El arte del liderazgo resonante requiere de la adecuada combinación entre el interseco y la emoción, y, aunque es evidente que los lideres necesitan un grado determinado de capacitación técnica e intelectual, si solo se mueven en el ámbito del intelecto soslayarán un elemento realmente fundamental.

LA INTERACCION ENTRE LOS CUATRO DOMINIOS FUNDAMENTALES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Habilitar un clima de resonancia es solo posible mediante los cuatro dominios de la inteligencia emocional:

1.    Conciencia de uno mismo,
2.    Autogestión,
3.    Conciencia social, y,
4.    Gestión de las relaciones

Será difícil que un líder pueda gestionar adecuadamente si no es consciente de ellas. Si, por otra parte, sus emociones le desbordan, tampoco podrá gestionarlas adecuadamente. La autoconciencia posibilita la empatía y la gestión de uno mismo y la adecuada combinación de estas dos últimas permite la gestión eficaz de las relaciones. Por ello, la conciencia de uno mismo constituye el fundamento esencial del liderazgo emocionalmente inteligente. Solo siendo consciente de las emociones propias se puede ser consciente de las de los demás para poder catalizarlas de la manera adecuada.

!!!!!Feliz semana¡¡¡¡¡


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domingo, 3 de marzo de 2013

IDERANDO PERSONAS EL LIDER RESONANTE CREA MAS. DIA 1. EL LIDERAZGO PRIMAL. (Daniel Goleman, Richard Boyatzis, y Annie Mckee)


Ya terminamos el viaje al interior de “Los Paradigmas del liderazgo” de varios autores, en el que hemos descubierto mas claves sobre el significado y el ejercicio del liderazgo.

La semana pasada me leí un ilusionante y muy excitante libro, “Reilusionarse” de Luis Galindo.

El domingo pasado, mi hija Duna, gano su primera competición de golf (golf adaptado), enhorabuena campeona.

Hoy iniciamos el viaje sobre un magnífico libro, “El líder resonante crea más”, escrito entre otros por Daniel Goleman (“Inteligencia emocional”).


LIDERANDO PERSONAS

EL LIDER RESONANTE CREA MAS. DIA 1.  EL LIDERAZGO PRIMAL. (Daniel Goleman, Richard Boyatzis, y Annie Mckee)





Los grandes líderes son personas muy movilizadoras, son personas que saben manejar las emociones.

Su éxito no depende tanto de lo que hacencomo del modo en que lo hacen. Si un líder carece de la capacidad de encauzar adecuadamente las emociones, nada de lo que haga funcionará como es debido.

La dimensión oculta, ero fundamental del liderazgo reside en el gran impacto emocional que provocan las palabras y las acciones de los lideres.

Es importante pues que analicemos, no solo el impacto de las emociones del líder, sino también la forma en que los buenos líderes comprenden y gestionan sus emociones y las emociones de los demás. El rasgo distintivo de los mejores lideres reside en su comprensión de su extraordinario papel que desempeñan las emociones en el entorno rivado,  socio profesional y laboral, no solo en cuestiones patentes como el rendimiento o saber conservar a los empleados más sobresalientes, sino también en variables tan intangibles como la motivación y el compromiso (engagement).

LA DIMENSION PRIMAL/ PRIMIGENIA
(Traduccion a mi modo mal realizada del ingles “primal” cuya traducción en el contexto es pRIMIGENIA, y es como la utilizaré)

La función emocional del líder es primigenia, ya que es un acto original y el más importante del liderazgo.

Y ello porque, atención, el líder es la persona a quien los demás recurren en busca de la convicción y claridad necesaria para hacer frente a una amenaza, superar un reto o llevar a cabo una determinada tarea. En este sentido, el líder es la persona que mejor sabe encauzar las emociones de un determinado grupo.

El líder de un grupo humano es la persona mas capaz de influir en las emociones de los demás. Cuando las emociones se orientan en una dirección positiva, como por ejemplo el entusiasmo o la ilusión, el funcionamiento del grupo pueda alcanzar cuotas de efectividad muy elevadas, por el contrario si las emociones se orientan hacia el resentimiento o la ansiedad, el grupo lo llevará inexorablemente a la desintegración, por lo que el efecto del Líder, transciende al mero hecho de realizar un buen trabajo. Otro aspecto a resaltar del liderazgo es la empatía. Cuando el líder encauza las emociones en dirección positiva, movilizan lo mejor de las personas y provocan un efecto de contagio que llamaremos RESONANCIA. Cuando encauzan en la dirección negativa, generan la DISONANCIA que socava los cimientos eocionales en los que se asienta todo posible desarrollo,

La clave primigenia del liderazgo se basa en la inteligencia emocional, esto es en como los lideres gestionan la relación consigo mismos y con los demás.

EL CIRCUITO ABIERTO.

Las razones que explican la importancia de las acciones del líder se asientan en el cerebro humano, en concreto en lo que se denomina el circuito abierto del sistema límbico, sistema abierto a diferencia de los circuitos cerrados del cuerpo humano, como el circulatorio que es autorregulado, mientras que el circuito abierto se halla condicionado a los estímulos externos, en este caso la estabilidad emocional, depende en parte, de las relaciones que establezcamos con los demás.

Este circuito abierto constituye un “sistema de regulación límbico interpersonal” que transmite señales que pueden modificar la tasa hormonal, las funciones cardiovasculares, el ciclo del sueño y hasta el sistema inmunológico de otra persona. El ejemplo está en la emoción que produce el enamoramiento y la secreción de oxitocina, que genera la sensación placentera del afecto. Y a sensu contrario, esto significa que las emociones de los demás también influyen en nuestro funcionamiento fisiológica, y por tanto, en nuestras emociones, y estoy seguro que algo tendrán que ver también con esto nuestras neuronas espejo.

Este sistema está tan arraigado que opera de manera inconsciente. Diversas investigaciones han puesto de manifiesto esta sincronización emocional, como ejemplo, al comienzo de una interacción relacional, los ritmos corporales de los implicados son diferentes, pero al cabo de unos quince minutos, acaban sincronizándose, un efecto que se ha denominado mirroring y que se haya tan presente en situaciones/relaciones conflictivas como placenteras.

CONTAGIO Y LIDERAZGO

El líder, dado que es el referente en el que el grupo se fija, es la persona que determina, de manera explícita o implícita, la norma emocional del grupo.

Pero el liderazgo emocional no siempre se halla en manos del líder “oficial” del grupo. Cuando el líder carece de credibilidad, las personas buscan la orientación emocional de las personas en las que más confían y a las que más respetan, no olvidemos que el líder de facto es la persona que modera las reacciones emocionales de los integrantes de un determinado grupo.

LAS PERSONAS IMAN

Los lideres emocionales operan como una suerte de “atraedores” límbicos que ejercen una poderos influencia sobre el cerebro emocional de sus seguidores.

Los estados emocionales del líder los detectamos según la expresividad de su rostro, su voz y sus gestos, cuanto mayor sea su capacidad de transmitir sus emociones, antes se difundirá, cuanto más abierto sea antes se producirá el contagio.

Los lideres que poseen este talento operan como una especie de imanes emocionales, y las personas con talento se sienten atraídas por los lideres emocionalmente inteligentes solo por el mero hecho de estar en su presencia, por ello lo lideres más optimistas y entusiastas suelen conservar mas tiempo a sus empleados.


EL EFECTO DE LOS ESTADOS DE ÁNIMO

El estrés prolongado reduce la capacidad del cerebro para procesar la información y responder eficazmente y acaba dificultando las relaciones y disminuyendo el rendimiento, muy al hilo de lo que ocurre con la hiperactividad como falso sentido de la urgencia.

La risa y el optimismo inteligente, suelen consolidar las habilidades neuronales básicas necesarias para desempeñar un buen trabajo.

Los estados de ánimos positivos y negativos tienden a perpetuarse, en parte porque sesgan las percepciones y recuerdos. Pero más allá de este sesgo perceptual, las hormonas del estrés segregadas al torrente sanguíneo cuando una persona está disgustada tardan horas en reabsorberse.

EL SECUESTRO EMOCIONAL.

Ya hablamos del secuestro emocional que podía provocarnos la amígdala, y como el líder debía de ser capaz de gestionar y anticipar este secuestro emocional, cuyas consecuencias podrían ser indeseables.

Las emociones negativas, - enfado, decepción, ansiedad, sentimiento de inutilidad, frustración, tristeza, disgusto o resentimiento entre otras,- secuestran la atención y dificultan el trabajo.

El grado de satisfacción depende en gran medida de las emociones que las personas experimenten en su puesto de trabajo. El porcentaje de tiempo en el que nuestros empleados experimentan emociones positivas constituye uno de los mejores indicadores de satisfacción laboral.

Ello no quiere decir que los Líderes sean siempre “buenos”, lo que queremos enfatizar que el arte laboral del liderazgo consiste en saber forzar la realidad laboral sin incomodar, por ello, innecesariamente a nadie. Lo que digo y como te lo digo son obuses emocionales. A partir de cierto nivela la ansiedad y la preocupación socavan seriamente las capacidades mentales.

Dado que las emociones se contagian, y en los líderes son focos de atención de los equipos, ¿Cómo afectará a un equipo el estado de ánimo de sus líderes?.

LOS ESTADOS DE ÁNIMO POSITIVOS Y EL TRABAJO BIEN HECHO

Las personas trabajan mejor cuanto mejor se sienten. Las investigaciones científicas parecen corroborar que los estados de ánimo positivos nos ayudan a percibir mas positivamente los hechos y a los demás, lo cual contribuye, a su vez, a cobrar mayor conciencia d los recursos disponibles para alcanzar un determinado objetivo, al tiempo que alienta la creatividad, favorece la toma de decisiones y nos predispone a la acción.

Hoy en día, disponemos de datos procedentes de un amplio abanico de entornos que establecen la existencia de un estrecho vinculo entre liderazgo, el clima emocional y la eficacia/rendimiento y que en consecuencia, nos permiten cuantificar el resultado de datos tan “duros” como el rendimiento, a partir de variables “soft”, “blandas” como el sentimiento de la empresa.

El clima emocional, por supuesto, en sí mismo, no es el único determinante del rendimiento y las variables que determinan el éxito de una empresa son mucho más complejas, lo que los análisis nos arrojan, y es donde ponemos la alerta, es que en términos generales, el clima emocional tiene una influencia en torno al 30% del rendimiento, impacto que un líder no puede desdeñar.

Y, por si esto no fuera suficiente, el modo en que los trabajadores experimenten el clima de su empresa depende entre un 50 y un 70% de las acciones del líder. Este dato confirma el estudio de Gallup que arrojaba la conclusión de que el 80” del “engagement” de un empleado depende de su supervisor directo, y a su vez esto tiene mucho que ver con la aseveración de que por lo general los empleados unen a una Empresa, a un nombre y la abandonan por los jefes.

El líder es, mas que cualquier otra persona, quien pone las condiciones que determinan directamente la capacidad de las personas para responder positivamente al trabajo.

El modo en que el líder gestiona sus estados de ánimo no es una cuestión estrictamente privada ya que influencia de manera directa en el estado de ánimo de los que le rodean, convirtiéndose en un factor fundamental del funcionamiento de la empresa.