LIDERANDO PERSONAS
FOCUS. DESARROLLAR LA Atención PARA ALCANZAR LA EXCELENCIA. Día 6. LA CONCIENCIA DE UNO MISMO.
EL TIMON INTERIOR Y VERNOS COMO NOS VEN LOS DEMAS. (Daniel Goleman).
LA CONCIENCIA DE UNO MISMO.
El Timón interior.
¿Cuál es la esencia de tener una brújula interna poderosa?, ¿Cuál es la base de tener una estrella polar que nos guie a lo largo de la vida para movernos según el dictado de nuestros propósitos y valores?
La clave reside en la conciencia de uno mismo, de la confianza en nuestros valores, en nuestra capacidad de interpretar los mensajes internos que nuestro cuerpo nos susurra.
Este tipo de reacciones psicológicas sutiles reflejan la suma total de experiencias relevantes para la decisión que estamos considerando.
Las reglas de decisión derivadas de nuestra experiencia vital se basan en las redes neuronales subcorticales que recopilan, almacenan y aplican algoritmos a cada uno de los acontecimientos vitales y establecen el rumbo de nuestro timón interior. Esas regiones están más conectadas con nuestras vísceras que con las áreas verbales del neocortex, y guardan nuestras sensaciones más profundas de propósito y significado. Es por ello que solemos reconocer nuestros valores partiendo de la sensación visceral de lo que nos aparece adecuado e inadecuado y luego articulando el sentimiento.
En ese timón interior reside la clave para gestionar lo que hacemos y lo que no hacemos. En ese mecanismo interior se asienta la diferencia entre una vida bien orientada y otra que se mueve a la deriva.
“No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicte tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte” (Steve Jobs en Stanford).
Esa voz interior la podemos escuchar porque para ello contamos con señales que proceden de nuestro propio cuerpo.
La ínsula, ubicada detrás de los lóbulos frontales de nuestro cerebro, desempeña ese papel. La ínsula actúa como centro de control de las funciones viscerales, enviando señales, como por ejemplo, al corazón, para que enlentezca sus latidos, o a los pulmones, para que respiren más profundamente. Además la ínsula no solo conecta nuestros órganos sino que también de ella depende la percepción del modo en que nos sentimos.
“La corteza insular, especialmente su porción más anterior, está relacionada con el sistema límbico. La ínsula se está convirtiendo en el foco de atención por su función en la experiencia subjetiva emocional y su representación en el cuerpo. Antonio Damasio ha propuesto que esta región empareja estados viscerales emocionales que están asociados con experiencia emocional, dando cabida a los sentimientos de consciencia. En esencia ésta es una formulación neurobiológica de las ideas de William James, que primero propuso que la experiencia subjetiva emocional (sentimientos) emergen desde la interpretación de los estados corporales que son elicitados por sucesos emocionales. Éste es un ejemplo de pensamiento formado.
Funcionalmente hablando, se piensa que la ínsula procesa la información convergente para producir un contexto emocionalmente relevante para la experiencia sensorial. Más específicamente, la ínsula anterior está más relacionada al olfato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la ínsula posterior está más relacionada a funciones somáticas motoras. Experimentalmente se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, incluyendo odio, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.”
Las sensaciones viscerales son mensajes procedentes de la ínsula y otros circuitos ascendentes que simplifican nuestras decisiones vitales y orientan nuestra atención hacia opciones más inteligentes. Por eso, cuanto mejor interpretemos esos mensajes, mejor será nuestra intuición.
Nos referimos a los marcadores somáticospara referirnos a las sensaciones corporales que nos indican la adecuación o no de una determinada decisión. Los circuitos ascendentes transmiten sus conclusiones a través de las sensaciones viscerales, a menudo mucho más deprisa que las conclusiones racionales a las que llegan los circuitos de arriba abajo.
La región ventromedial del área prefrontal es una zona clave de estos circuitos que guía nuestro proceso de toma de decisiones cuando nos encontramos a decisiones vitales muy complejas tales como casarnos o comprar una casa, decisiones que no podemos dejar al exclusivo análisis racional frio. En lugar de ello, ponderamos el modo en que nos sentimos al elegir A o B, pudiendo considerar esta región como un timón interior.
Hay dos grandes corrientes de la autoconciencia, el “yo” (que nos remite al presente), y el “mi” (que elabora relatos sobre nuestro pasado y futuro). Este nos vincula a lo que hemos experimentado a lo largo del tiempo, mientras que aquel, solo existe en la experiencia directa del presente inmediato.
El “yo”, la sensación mas intima de nuestra identidad, refleja la suma de nuestras impresiones sensoriales, especialmente de nuestros estados corporales. El “yo” es creado a partir de nuestros sistemas cerebrales para cartografiar el cuerpo a través de la ínsula.
Esas señales viscerales son nuestro timón interior y nos ayudan en situaciones muy distintas, desde recordar las zapatillas con las que debemos correr, hasta vivir una vida en armonía con nuestros ideales.
Vernos como los demás nos ven y oírnos como los demás nos oyen
Las evoluciones 360 y los puntos ciegos ya lo tratamos en por lo que ahora no vamos a reproducirlo.
Viaje al interior de “El Lider Resonante” Dias 8 y 9.
No se trata tan solo de que nos veamos como los demás nos ven, sino que también nos escuchamos como los demás nos escuchan. Esto es algo que nos parece increíble.
La revista Surgery presentó un estudio en el que se valoró el tono de voz de los cirujanos basándose en grabaciones de 10 segundos registradas durante las entrevistas con sus pacientes. Las voces de los cirujanos que se habían visto demandados por mala práctica (la mitad de los participantes en el experimento) fueron evaluadas como dominantes y descuidadas, cosa que no sucedió con la otra mitad. A que resulta interesante Mariló.
Los cirujanos pasan mucho más tiempo que otros especialistas explicando a sus pacientes los detalles técnicos y los riesgos de una determinada intervención. Se trata de una conversación difícil que puede situar al paciente en un estado de alta ansiedad y exponerlo de un modo más intenso a los indicios emocionales.
Cuando escuchamos la explicación que da el cirujano sobre los detalles técnicos y posibles riesgos de la intervención, se activa el radar empleado por el cerebro para detectar los peligros, en busca de indicios que pongan en peligro la seguridad. Esa intensificación de la sensibilidad puede ser una de las causas por las cuales el grado de empatía y preocupación transmitido por la voz del cirujano -o su ausencia, mejor dicho- constituye un excelente predictor de si, en el caso de que las cosas vayan mal, acabará siendo denunciado.
La acústica de nuestro cráneo nos transmite una voz que suena muy distinta a la que oyen los demás. Pero el tono de nuestra voz tiene gran importancia en el impacto que provocamos. La investigación realizada al respecto ha puesto de relieve que, cuando las personas reciben, en un tono de voz amable y cordial, un feedback negativo sobre su trabajo, se quedan, a pesar de ello, con un sentimiento positivo. Y, de manera parecida, las buenas noticias transmitidas con un tono distante y frío dejan en el paciente un mal sabor de boca.
¡¡¡¡¡Feliz Semana!!!!!
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