domingo, 1 de noviembre de 2015

LIDERANDO PERSONAS FOCUS. DESARROLLAR LA ATENCIÓN PARA ALCANZAR LA EXCELENCIA. DÍA 14. LA PRACTICA INTELIGENTE. COLEGAS QUE RESPIRAN (Daniel Goleman).

LIDERANDO PERSONAS

FOCUS.  DESARROLLAR LA Atención PARA ALCANZAR LA EXCELENCIA. Día 14. LA PRACTICA INTELIGENTE. COLEGAS QUE RESPIRAN (Daniel Goleman).

El control cognitivo encierra la clave de una vida bien vivida. El Santo grial del control cognitivo consiste en saber detenerse en el momento adecuado. Cuanto mejor esta capacidad se desarrollen desde niño, más fuertes serán las conexiones prefrontales responsable del control cognitivo.

Los niños que mejor se desenvuelve en la vida son aquellos capaces de ignorar sus impulsos, descartarlo irrelevante y permanecer centrados en su objetivo. Existe, se detectó una aplicación educativa denominada aprendizaje “socioemocional” (ASE).
En este sentido existen diferentes técnicas que permiten entrenar el cambio de una modalidad inclusivo y ascendentes (controlada por la amígdala) a una modalidad atenta y descendente (controlada por el sistema ejecutivo prefrontal). Entre las técnicas descritas citaremos como ejemplo la técnica del semáforo llevado a cabo en algunos de los centros escolares de nueva Zelanda, o en escuelas públicas de New Haven en el estado de Conneticut, entre otros.

Dentro de estas técnicas se suelen mostrar rostros como sentimientos a los niños de siete años, lo cual es ayuda a ejercitarla conciencia emocional que tienen de sí mismo a la vez que el ayudan conectar la palabra que se recibe un sentimiento con su imagen y con su propia experiencia.

El impacto neuronal de este sencillo acto cognitivo es extraordinario, porque permite al hemisferio derecho reconocer el sentimiento mostrado y al izquierdo saber su nombre y su significado. La autoconciencia emocional nos ayuda a integrar todas información mediante un intercambio que se produce a través del cuerpo calloso, el tejido de conectar dos hemisferios cerebrales izquierdo y derecho. Cuanto más poderosos sea la conectividad este puente neuronal, mejor entenderemos nuestras emociones.

Ser capaces de nombrar nuestros sentimientos y relacionarlos con nuestros recuerdos y asociaciones son habilidades esenciales para el autocontrol. El aprendizaje del habla permite, en opinión de los psicólogos evolutivos, que los niños interioricen la voz de sus Padres y reemplacen, en la gestión de sus impulsos indisciplinados, la voz de aquellos con su propio no interior.

Por ello, Señor Pablo Iglesias, el introducir una asignatura de inteligencia emocional, es una más de sus ocurrencias fruto de su capacidad de usar el sonido de las campanas para repetirlas en los medios sin tener la más remota idea de la composición a la que responden sus tañidos.

La inteligencia emocional no es una asignatura Don Pablo, la inteligencia emocional es un modo de enseñar y entrenar el conjunto de competencias que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emocionas, entender las de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento, y entiendo en su desconocimiento que crea que, introduciendo una asignatura, EUREKA, conseguido. Señor Iglesias el desarrollo de la inteligencia emocional y sus competencias es cuestión de habito y entrenamiento.

Hemos empezado el viaje de hoy diciendo que el control cognitivo encierra la clave de una vida de mi vida así pues el control cognitivo la función ejecutiva parecen esenciales para la conciencia de uno mismo piloto gestión, así como también para el rendimiento académico.
Los programas educativos de inteligencia emocional, es decir, los programas que alientan autoconciencia, la autogestión, la empatía y el desarrollo de habilidades sociales, conjugados con los elementos básicos del entrenamiento de la atención constituyen una forma sencilla de activar los circuitos neuronales en los que se asienta del núcleo de la inteligencia emocional.

La atención deliberada descendente encierra la clave de la autogestión. Las regiones cerebrales responsable de dicha función ejecutiva maduran con rapidez desde la edad preescolar hasta el segundo curso de primaria aproximadamente, y su desarrollo prosigue hasta comienzo edad adulta. Estos circuitos se ocupan de la gestión tanto de procesamiento “caliente” de las situaciones emocionalmente más cargadas como del procesamiento “frío” de información más neutra, académica, por ejemplo.

Aunque la maduración de las regiones cerebrales que gestionan la atención ejecutiva esté controlada por los genes, estos genes, a su vez, se hallan regulados por la experiencia, y el entrenamiento parece acelerar su actividad. Los circuitos responsables de todo esto, que van desde el singular lo anterior hasta la región prefrontal, permanecen activos a las variedades de regulación de atención, tanto emocional como cognitiva, que gestionan los impulsos en nacionales y aspectos ligados al cociente intelectual, como el razonamiento no verbal y el pensamiento fluido.

Una antigua dicotomía psicológica, que diferenciaban entre “cognitivas” y habilidades “no cognitivas”, situaba las capacidades académicas en una categoría distinta a las habilidades sociales y emocionales. Pero, como el andamiaje neuronal del control ejecutivo subyace tanto las habilidades académicas como la sociales y emocionales, esa distinción parece hoy tan obsoleta como la diferenciación cartesiana entre mente cuerpo. Ambos tipos de habilidades no son, en el diseño del cerebro, estrictamente independientes, sino que existe, entre ellas, una elevada interacción. Los niños incapaces de prestar atención tienen dificultades de aprendizaje y también problemas de autocontrol.
Al enseñar a los niños las habilidades que les ayudarán a calmarse y concentrarse, estamos asentando los fundamentos de autoconciencia y gestión imprescindibles para sustentar otras habilidades como la escucha activa, la identificación de sentimientos, etcétera.

Y todo esto Sr. Iglesias no se arregla ni se consigue con su fabulosa ocurrencia de introducir una asignatura de inteligencia emocional quitar a los medios sonará muy grandilocuente pero que su real efecto en la educación de las próximas generaciones es nula pues mantiene el actual sistema sin cambiar absolutamente nada limitándose simplemente a añadir una asignatura.

MINDFULNESS.-

El mindfulnessestimula la red clásica de la atención, situada en la región frontoparietal del cerebro, que cumple con la función de dirigir la atención. Estos circuitos resultan esenciales para el movimiento básico de la atención, que consiste en desconectar nuestra atención de una cosa, dirigirla hacia otra y mantenerla en ese objeto.

La otra clave tiene que ver con una mejora de la atención selectiva debida a la inhibición del poder de las distracciones, que nos permite dejar a un lado las distracciones que se producen a nuestro alrededor y centrarnos en lo que importa.

El antídoto para la divagación mental es la meta conciencia es decir la atención a la atención misma, la capacidad de darnos cuenta de que no estamos dándonos cuenta de lo que deberíamos y corregir, en consecuencia, nuestro foco. El mindfulness fortalece este músculo esencial de la atención.

La divagación quizás sea, en el entorno laboral, la causa principal de falta atención. Si queremos centrar atención en nuestra experiencia aquí y ahora debemos atenuar el ruido mental, ligado al yo y pensamientos asociados (dialogo interno), que generan un mosaico mental de cuestiones irrelevantes para la tarea que, en el presente, estemos llevando a cabo.

El enterramiento en mindfulness reduce la actividad de los llamado circuitos del yo, ubicados en la corteza prefrontal medial, de modo que, cuando menos diálogo interno, mejor podremos experimentar el presente ayudándonos a desacoplar nuestro cerebro de los dos tipos de autoconciencia y activar, libre de todo parloteo mental relativo al tío, los circuitos que alientan la presencia en el aquí y ahora.


No hay comentarios:

Publicar un comentario