domingo, 14 de agosto de 2011

EL MITO DEL LIDER. Dia 13.-RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA . Konosuke Matsushita

Ya he colgado el video en mi Facebook con Duna en Bicicleta, espectacular, hoy está de cumple de una amiga.



Bueno, quedan unas horas para el primer título de la temporada futbolística, así que Tina y Yo nos iremos a ver el partido al “Aromas”, y que gane el mejor.

EL SUSTRATO MORAL DEL LIDERAZGO


Obviare unos capítulos del libro relativos a la concepción de valor, la cultura y el relativismo por ser a mi juicio de un alto grado de complejidad filosófica y teórica que no es el objetivo que persigo con el blog.

De esa parte destacaré la frase de Taylor par el cual, el ser humano, cualquiera que sea su nacionalidad y pasaporte, tiene sentimientos intuitivos de lo que es bueno y lo que es malo, por encima de su voluntad y capricho. Otra cuestión es que obre de acuerdo a ellos. Con esta afirmación volvemos a lo que es la soberanía objetiva de los valores, independientemente de su aplicación individual. Afirmación que comparto.

La empresa puede hacer más por la prosperidad y paz de los pueblos que las sesudas deliberaciones y teóricas divagaciones de políticos y diplomáticos expertos en diseñar y vivir en un mundo artificial. De ahí que no pueda ni deba permanecer indiferente ante el modo en que muchas personas realizan su trabajo en la empresa hoy.

La nueva empresa de este recién estrenado milenio, debe descansar y reposar sus raíces en valores como la libertad, la honradez, la solidaridad, la veracidad, la calidad, la actitud de servicio, la profesionalidad, la propiedad privada generosamente extendida, la integridad, etc.

Cuando analiza los objetivos de la empresa, estos deben de girar en torno a satisfacer necesidades de cuatros pilares básicos:
  • Los accionistas
  • Sus profesionales
  • Sus clientes
  • La Comunidad,
Sin ser el orden indicador de importancia.

En este sentido, podríamos decir que el objetivo de la empresa es maximizar la inversión de los accionistas. Perfecto.  Pero si nosotros trabajamos para una empresa que solo entiende de de dividendos y capitalizaciones bursátiles, ¿pondremos lo mejor de nosotros en el empeño? Esa forma de trabajar por cuenta de otro, ¿no limita a la larga mis compromisos y prestaciones?

Supongamos, que el objetivo es ganar dinero. Perfecto. Pero, ¿el dinero para qué? ¿Cómo fin en sí mismo? Si así fuera nos convertiríamos inmediatamente en el modesto papel de herramientas al servicio de un amo nada fiable.

Y si el objetivo es ganar dinero, dada su importancia para abordar y realizar ideas más nobles. La cosa cambia. Puede ser proveer al ser humano de los productos y servicios que necesita para satisfacer sus necesidades reales, o bien, conseguir un ambiente de trabajo grato en el cual poder desarrollar nuestras potencias intelectuales en armonía con otras fuerzas, familiares, sociales, culturales, espirituales…que también tira de nosotros.

En esa empresa alternativa, ¿el dinero es importante? Vital contestaría cualquier empleado. Acaso la rentabilidad, la eficiencia, productividad, lugares comunes del management moderno, ¿pierden peso en esta nueva empresa?, en absoluto, solo si nos salen las cuentas, si equilibramos los presupuestos, podemos ser socialmente responsables.

En esta empresa más atenta y sensible a la realidad humana de sus accionistas y de sus profesionales, además de implicarse en las tareas de la comunidad, se debe atender la cuarta pata de la silla en que se basa: el cliente. Captar, servir y retener al cliente actual, más crítico e informado que nunca, exige un compromiso irrevocable con la profesionalidad, la calidad y la honestidad, muy distinto del servilismo e idiotez de algunas campañas de marketing.

Este repensar el ser empresarial desde una óptica filosófica nueva requiere hablar de un concepto clave en la vida humana: CONFIANZA. Fukuyama en su obra “Trust” coloca la confianza como una característica o variable critica cultural de enorme calado, así dice:”el bienestar de una nación, así como su capacidad para competir, se halla condicionado por una única y penetrante característica cultural: el nivel de confianza inherente a esa sociedad”. Palabra seria y honda que como está protegida y alimentada por la libertad, no se puede exigir por decreto Lleve ahora esta reflexión a la empresa.

En esta reflexión sobre la empresa y los valores humanos que la inspiran me permitiré acabar rescatando algunas notas de la biografía de Matsushita y su modelo conceptual de la Empresa.

Konosuke Matsushita, empresario y filósofo japonés fundador de Matsushita Electric (Panasonic) y una de las figuras más destacadas de la historia de la industria en su país.



NACIMIENTO

Nació el 27 de noviembre de 1894 al sur de Osaka en el núcleo de una familia de agricultores de escasos recursos económicos, razón por la que no llegó a completar su educación elemental. A los diez años de edad comienza a trabajar como asistente en una tienda y poco después en un almacén de bicicletas, donde permanece durante seis años.

En 1916 contrae matrimonio con Mumeno Iue y 2 años después, siguiendo el consejo de su padre sobre las ventajas de ser un empresario, funda su propia empresa de manufactura de accesorios eléctricos en sociedad con dos amigos que poco después abandonan el proyecto y son reemplazados por el cuñado de Konosuke, Toshio Iue, quien después sería el fundador de Sanyo.

 MATUSHITA Y SU EMPRESA

En su adolescencia se formó en Matsushita un fuerte interés por la electricidad que en esa época se desarrollaba en su país. Konosuke obtuvo un empleo en la Osaka Electric Light Company como asistente técnico de cableados, donde por su rápido aprendizaje fue promovido en varias ocasiones.

En 1918 funda la "Fabrica de aparatos eléctricos Matsushita". Los primeros productos no son muy exitosos, pero después de cinco años Matsushita crea un faro para bicicletas que se transforma en un éxito comercial. La compañía recibió el nombre de Matsushita Electric Devices Manufacturing Works. En 1922 Konosuke se vio en la necesidad de construir una nueva fábrica y oficina para albergar su creciente empresa.

Durante los primeros años se manufacturaron y comercializaron lámparas de bicicletas y planchas eléctricas. Más tarde, radios y baterías eléctricas.

En 1932, cuando tenía 37 años y una empresa exitosa creada de la nada, podía esperarse que Konosuke Matsushita fuera un hombre feliz. Pero no lo era. Según John Kotter –– Matsushita "era un ser inquieto, con frecuencia malhumorado y seguía sufriendo de enfermedades físicas misteriosas que lo obligaban a guardar cama".

Según testimonios posteriores de quienes lo conocieron más íntimamente, Matsushita había llegado a darse cuenta de que el dinero no traía la paz a su alma, que se sentía culpable por su éxito, y que estaba buscando un sentido más profundo de la vida.

 El 5 de mayo de 1,932 fue un día cargado de significado en la vida empresarial y personal de Konosuke Matsushita y su Matsushita Electric Industrial. Ese día reunió a 68 empleados y ejecutivos de la empresa, y les habló de la nueva propuesta para el MEI:

"La misión de un fabricante debe ser vencer la pobreza, aliviar la miseria de la sociedad en general, brindarle bienestar", les dijo. Una vez que los productos sean tan inagotables y tan baratos como el agua de la canilla –les explicó– "la pobreza habrá desaparecido de la faz de la tierra". Idealismo o utopía, Matsushita tenía claro, no obstante, que la suya era una apuesta a conquistar a largo plazo, tal vez en el término de dos o tres siglos. “Lo más importante –dijo– es que disfrutemos de la más plena felicidad en nuestras vidas, y simultáneamente, que luchemos por el beneficio de las generaciones venideras”.

Matsushita creía poderosamente en el papel del lucro. Pero el propósito de la empresa no era para él, según informa Kotter, “maximizar la riqueza de los accionistas ni ganancias a corto plazo. El principal objetivo no era la participación en el mercado, la cantidad de patentes ni el retorno equitativo. La misión no era crear puestos bien remunerados y seguros para los gerentes. La cosa no estaba en maximizar las exportaciones ni garantizar la defensa nacional de Japón”. Matsushita no era un gran orador, no ejercía un liderazgo carismático ni tenía una personalidad magnética. Pero la clave para crear una organización basada en ideales tan altos estaba en un liderazgo mediante el ejemplo. “El efecto-red fue poderoso –opina Kotter–: un conjunto de fuerzas alineadas que emitían un mensaje para todos los empleados: una comunicación que se tornaba cada día más creíble y que penetraba gran parte de la armadura del cinismo autoprotector”.

Para cuando estallo la gran depresión de 1929 la empresa ya tenía un tamaño considerable y contaba con cientos de empleados. En medio de la crisis el despido masivo de trabajadores se volvió una práctica común en las empresas en todo el mundo, sin embargo Matsushita se negó a seguir esta corriente. No sólo mantuvo el empleo a sus trabajadores, sino que además les respetó el salario. La solución fue orientar parte de su personal de producción a labores de venta, de esta manera todos los trabajadores estarían trabajando.


"A parir de ahora, reduzcan la producción a la mitad, trabajen (en la fabrica) media jornada. Seguiremos pagando los mismos salarios que han venido recibiendo hasta ahora, pero eliminaremos todos los festivos y vacaciones. Pediremos a todos los trabajadores que hagan todo lo posible para vender el exceso en el stock"

La estrategia a pesar del pesimismo en algunas de las directivas, tuvo un éxito rotundo, que se vio recompensado a medida que la crisis fue superada, ya que los empleados crearon un vínculo especial con la empresa.

En 1929, Konosuke cambió el nombre de la empresa a Matsushita Electric Manufacturing Works, definió la filosofía básica de administración, contenida en el objetivo básico de administración, los 7 principios y el lema corporativo, para guiar el crecimiento de Matsushita.

Ya a mediados de 1930, Matsushita se daba cuenta de que el crecimiento de la escala de los negocios generaba un espíritu de arrogancia entre el personal y una flojedad en el management. “Debemos tener sumo cuidado para que esto no suceda”, advertía. La solución para hacer frente al peligro latente de la arrogancia la encontró, precisamente, en un objetivo humanitario de muy largo alcance. “Cuando uno se fija como meta el aliviar la pobreza en la tierra –observa Kotter–, es difícil mirar lo logrado hasta ahora y sentirse arrogante”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, toda la fuerza industrial de Japón tuvo que contribuir con el esfuerzo de guerra. Matsushita fabrico varios productos para el ejército e incluso ensambló aviones de combate fabricados en madera.

A principios de la década de los 50, Matsushita inicia la producción de lavadoras eléctricas y televisores debido a la explosiva popularidad de los aparatos eléctricos. El primer televisor en blanco y negro se comenzó a comercializar en 1952 y luego en 1960 se introdujo el televisor a color.

En todos estos años se establecieron otras compañías del grupo Matsushita Electric. En 1954 adquiera a Japan Victor Co. (JVC) y en 1959 establece Matsushita Electric Corporation of America en Nueva Jersey (Estados Unidos) y se crean otras compañías en el continente americano.

FUNDACIONES Y PUBLICACIONES

En 1945 Matsushita funda el Instituto PHP (en inglés, paz, felicidad, prosperidad) pocos meses después del final de la guerra. Esta fundación encarna el ideal humanitario de Matsushita.

Publico dos libros de su autoría: "Pensamientos sobre el hombre" y "Cualidades necesarias para un gerente".

Matsushita falleció el 27 de abril de 1989 a la edad de 94 años de neumonía. Actualmente sigue siendo una figura popular en Japón y su legado es valorado en amplios sectores de la sociedad.

MATSUSHITA Y SUS 7 PRINCIPIOS

PRIMERO: CONTRIBUCION A LA SOCIEDAD

 Trabajaremos siempre de acuerdo con el Objetivo Básico de la Administración, cumpliendo fielmente nuestras responsabilidades como industriales a la sociedad en donde trabajamos.

 SEGUNDO: IMPARCIALIDAD Y HONRADEZ

 Seremos imparciales y honestos en todos nuestros negocios y en nuestra conducta personal. Sin integridad personal, nunca podremos ser respetados ni respetarnos a nosotros mismos, por sabios y capaces que seamos.

 TERCERO: COOPERACION Y ESPIRITU DE EQUIPO

 Uniremos nuestras habilidades para conseguir nuestras metas comunes. Por capaces que seamos como individuos, sin cooperación y espíritu de equipo, formaremos una compañía sólo de nombre.

 CUARTO: ESFUERZO PARA EL MEJORAMIENTO

 Nos esforzaremos constantemente en mejorar nuestra habilidad, para contribuir a la sociedad a través de nuestras actividades en los negocios. Sólo con este esfuerzo infatigable podremos cumplir el Objetivo Básico de la Administración y contribuir así al mejoramiento de la calidad de vida en todo el mundo.

 QUINTO: CORTESIA Y HUMILDAD

 Seremos siempre cordiales y modestos, respetando los derechos y necesidades de los demás para reforzar las sanas relaciones sociales y mejorar la calidad de vida en nuestras comunidades.

 SEXTO: ADAPTACION Y ASIMILACION

 Adaptaremos continuamente nuestro pensamiento y comportamiento para hacer frente a las condiciones variables que nos rodean, tratando de actuar en armonía con la naturaleza para asegurar progreso y éxito en nuestros esfuerzos.

 SEPTIMO: GRATITUD

 Actuaremos basándonos en la gratitud, correspondiendo a todos los beneficios recibidos, con la confianza de que esto se convertirá en fuente de alegría y vitalidad inagotable, que nos permitirá superar cualquier obstáculo que encontremos.


Ahí es nada, un liderazgo basado, guiado y ejecutado con valores.

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