Ayer empecé a leer este libro de Santiago Álvarez de Mon Pan de Soralace.
El primer capítulo me ha enganchado.
Trata de la Realidad y ficción del liderazgo.
Todo empieza con la pregunta si al referirse a Lincoln y Hitler estamos hablando de líderes ¿?
O al hablar de Gandhi y Stalin seguimos hablando de líderes ¿?
Parece que como tuvieron capacidad de influir y movilizar masas, deberíamos considerar a los cuatro líderes.
Sin embargo el autor cita una frase de Lao Tse que encierra la máxima que desgarra el concepto de grandiosidad que pensamos es consustancial al Líder:
"El mejor líder
es el que apenas se hace notar,
no aquel al que la gente obedece y aclama,
ni al que todos desprecian.
El buen lider habla poco,
y cuando ha concluido su trabajo y alcanzado su propósito,
la gente dirá:
lo hicimos nosotros"
Ahí es nada.
¿Quiere esto decir que el Líder es prescindible?, no.
La grandeza del líder es que desarrolla a sus seguidores, los hace crecer, los hace libres e independientes.
No cualquiera puede ser lider, ¿eran líderes desde esta perspectiva Stalin o Hitler?, ahora empezamos a resquebrajar el mito del líder.
La siguiente aseveración que hace Santiago en su primer capítulo del libro no tiene desperdicio, a la vez que hace tambalear percepciones de líderes clásicas.
"El líder es un pedagogo popular que imparte sus lecciones en el aula magna de la vida. No ansia perpetuarse en su gloria y poder sino que sueña con un pueblo libre y preparado que se enfrente de manera resuelta a los problemas..... un líder de verdad viene a ser el poeta que sabe llamar con voz potente lo bueno que late en el corazón del hombre"
Para ser lider, tras leer lo anterior, debe de poseer una educación en valores profunda.
Un líder no puede permanecer indiferente ante los valores de libertad, justicia, honestidad o amistad, debe de ser un promotor activo de los valores patrimonio de la Humanidad.
¿Eran pues líderes Hitler y Stalin, o Gandhi y Lincoln?
Otro aspecto que debe de cultivar el Líder, viene como señala Santiago, de un consejo del maestro Ortega (no el maestro taurino) "Para dirigir a los demás, es requisito indispensable imperar sobre uno mismo"
Cuan pretencioso puede resultar aquel que quier gobernar a otros siendo incapaz de gobernarse a si.
¿Puedo liderar a otros si no soy capaz de liderarme a mi mismo, si no soy capaz de aventurarme y apasionarme en conseguir aquellas metas y objetivos que persigo como persona?
Quizás, en nuestra estructura de pensamiento occidental nos resulta difícil este concepto de "buen lider", y tendemos a otorgarle el significado de "lider" a aquella persona capaz de movilizar masas(independientemente de que su finalidad sea lícita o no), y el de "Maestro" a aquella persona capaz de facilitarnos los recursos necesarios para que, desde el conocimiento y la libertad, podamos crecer como personas y alcanzar nuestras metas, individual y/o colectivamente.
ResponderEliminarEs indiscutible que esta figura del buen lider resulta perfecta...implica una generosidad desmedida... y eso, con los tiempos que corren, donde la competitividad es brutal, resulta cuanto menos anecdótico.
Es maravilloso poder encontrar a alguien así en cualquier ámbito: un buen líder profesor, un buen líder amigo, un buen líder jefe.... o un buen líder con uno mismo.
Supongo que ese es un buen comienzo: ser capaces de ser buenos líderes de nuestras propias vidas.