sábado, 30 de julio de 2011

EL MITO DEL LIDER. Dia 10.-LA COMUNICACIÓN. CLAVE DE UN EQUIPO EFICAZ

Bueno, vamos a empezar un periodo de asueto de un par de semanitas de descanso estival, para leer, estar con la familia, enamorar a mi linda rubia, y alguna botellita de tequila con los amigos.

Posiblemente venga mi hermana a pasar unos días, que rico.
Adelanto de elecciones, creo que ha sido una decisión de estado que hay que agradecer, quizás debería haberse producido un par de meses antes.

Un ejercicio de autentico y exigente liderazgo le espera a quien pretenda y gane la Moncloa, le deseo que tenga una visión clara y positiva de cómo quiere que estemos en cuatro años, y que sea capaz de liderarnos hacia esa situación deseada de paz, libertad y trabajo.

LA COMUNICACIÓN. CLAVE DE UN EQUIPO EFICAZ

El ser humano es un ser dialógico. Para que el equipo sea eficaz es necesario sumar lo mejor de cada uno para así construir una convivencia que acoja a todos, lo cual reclama una comunicación fluida y sincera entre todos los participes del equipo.

Watzlawick en La Nueva Comunicación, define a esta como “el sistema de comportamiento integrado que calibra, regulariza, mantiene y, por ello, hace posibles las relaciones entre hombres. En consecuencia podemos ver en la  comunicación el mecanismo de la organización social.”

La comunicación hoy en día presenta una naturaleza bipolar. Por un lado todas las nuevas tecnologías nos hacen vivir casi en tiempo real los acontecimientos que ocurren en las distintas partes del planeta, contribuyendo así a sacarnos de nuestro letargo y apatía. Por otro lado, el poder casi omnímodo de los grupos de comunicación ha alumbrado el fascinante mundo de la imagen y la publicidad, ante el cual el hombre se manifiesta atónito, deslumbrado y estupefacto, dando lugar a la predominancia de lo exterior sobre lo interior, de la manipulación sobre la comunicación. La comunicación de masas a soterrado la comunicación individual, la que se llama” face to face”, tornándose además como un reclamo de las personas en las organizaciones, y que aparece tantas veces en las encuestas de satisfacción, clima o como queramos llamarlas. El dicho de Unamuno de “¡Comunícate con el alma de cada uno y no con la colectividad!”, cobra hoy más vigencia que nunca.

“La acción de comunicar es muy semejante a la de respirar, esa función natural que mantiene con vida las personas. Deje de respirar y dejara de ser. Deje de comunicar y dejara de vivir, a menos que seamos el único habitante de una isla desierta.” (Yo conozco una excepción, jajaja)

Comunicar proviene del latín Comunicare que significa “hacer a otro participe de lo que uno tiene”, pero a mí personalmente la definición que mas me ha servido es la que entiende que común icacion, es “acción en común”. No sé si es la definición o el objetivo, pero para qué sirve la comunicación si después no se convierte en acción. ¿No es esa la diferencia entre información y comunicación?

Pero para que la comunicación sea eficaz, debemos entender que no son sumas de monólogos más o menos orientados por lo que el receptor quiere responder al emisor.

Dos niveles a considerar al analizar la relación de comunicación entre emisor y receptor. En primer lugar, el nivel mas explicito e intelectual del mensaje-lo que se y lo que pienso-, que rezuma lógica y sentido común por todos sus poros. En segundo lugar, el nivel afectivo del mismo lenguaje –lo que siento-, que suele complicar las cosas dibujando un panorama no enteramente racional de la comunicación. Por ello la importancia de la escucha, y la atención. Atender las razones del corazón si queremos dialogar se torna esencial. Este lado afectivo de la comunicación, expresado a través de miradas, gestos, tonos, posturas, contiene la llamada comunicación no verbal. Y esto tiene mucho que ver con lo que comentare el próximo día: La empatía.

En la medida en que lo que digo sintoniza con lo que pienso, se y siento, nuestra credibilidad y garantía como interlocutor gana muchos enteros, sentando las bases de una relación caracterizada y protegida por la confianza. Si a posteriori, la acción está en consonancia con la palabra vertida-lo que pienso, lo que se, lo que siento, lo que digo y lo que hago forman un todo coherente- esa confianza se inmuniza y robustece, siendo así la comunicación del Líder.

Vital es crear espacios de confianza en la relación jefe-subordinado donde valores como la veracidad, la honradez y la lealtad hagan aparición. Pero cuidad con confundir la lealtad con docilidad de nuestros subordinados o colaboradores. La docilidad se asienta sobre pilares frágiles, tales como la inseguridad personal, la vagancia o la falta de carácter. Aquella, la lealtad, sobre la libertad, madurez y responsabilidad individual, únicos cimientos para construir y sostener una relación enriquecedora. Distinguir entre una y otra es fundamental tarea del líder a la hora  de premiar una y penalizar la otra conducta, siendo esto tarea obligada para todo dirigente que quiera gobernar apoyado en su saber y prestigio profesional.

Suele ser común entre emisor y receptor, su mínima disposición a mirar y analizar la realidad con objetividad y rigor. La causa última suele residir en el conjunto de ideologías, valores culturales, convicciones políticas e intereses personales que mediatizan la observación convirtiéndose en anuladores de la empatía.

En un entorno  caracterizado por su heterogeneidad y diversidad, las diferencias se perciben mas como una amenaza para la propia identidad que como una oportunidad para enriquecerse y madurar. Nos hemos acostumbrado a pensar en términos de bueno-malo, mejor-peor, en lugar de hablar de diferencias y peculiaridades que incluir en la complicada algebra humana


1 comentario:

  1. No puedo por menos que advertir que hay algo que me ha "chirriado" en el discurso.
    Supongo que habrá sido un error al escoger las palabras.
    Me refiero al fragmento en el que hablas de la diferencia entre lealtad y docilidad, diciendo que hay que premiar a una y castigar a la otra,
    "Castigar" suena muy duro. Y aquí es donde entra la verdadera labor de un líder. Mas bien habría que ocuparse y preocuparse de sacar lo mejor del dócil. Tratar de averiguar cual es su potencial y ayudarle a desarrollarlo, facilitar las herramientas necesarias para que crezca como persona y saque lo mejor de si mismo .
    Imagina que eres el profesor de una clase: te encuentras con alumnos brillantes, alumnos medios y alumnos flojos.
    Cual es tu papel? Sacar lo mejor de cada uno, y atender a las necesidades de cada uno de ellos, teniendo en cuenta sus circunstancias individuales.
    Pretender tener un aula llena de cerebros, y abandonar a los que raquean no es una buena decisión. El buen maestro/ líder es el que motiva y es capaz de llegar a cada uno de los integrantes de su grupo, estimulando sus capacidades y facilitando las herramientas para ello.

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